SIN VERSOS, PALABRAS Y PALABRAS UNIDAS AL VIENTO

Y si la vida termina de voltear la esquina
La vereda guardara el calor de mis pasos
Como mis caderas viven la presión de tus muslos.
(Juan Calle Bellido).
SIN VERSOS, PALABRAS Y PALABRAS UNIDAS AL VIENTO

martes, 17 de enero de 2017

Saco de papas (relato).

Saco de papas.

Caminando por una vereda húmeda y la garua fría e implacable sobre la ciudad. Jorge busca con desesperación algo con que cubrirse la desnudez. La cabeza le sangra y le duele terriblemente; tiene el hombro destrozado, casi no puede mover el brazo la sangre sobre la cara se torna negra conforme se va secando. ¿Fue atropellado? ¿Estuvo borracho la noche anterior y lo asaltaron? No recuerda mucho, solamente sabe que tiene un trabajo ¿Dónde? –uhm, no recuerda.

Amanece lentamente y muy pronto la gente empezará a salir de sus casas hacia sus trabajos. A él también le estará esperando el suyo.

Con la mano herida cubriéndole el sexo, camina encorvado y lentamente; tiene un aspecto muy lamentable se detiene en medio de la calle al borde de la vereda y observa un auto acercándose, le pedirá ayuda estira la mano izquierda con debilidad, ruega para sus adentros que se detenga, es un taxi muy viejo.

El chofer piensa ¿y este loco?, no sabe si detenerse o seguir, tiene que recoger a un cliente, además este desdichado ¿como le pagará? y perderá al cliente, de seguro que perderá el tiempo. En su debate interno, si parar o seguir, decide pasar de largo, pasa lentamente al lado del desdichado tratando de no mirarlo, piensa, pobre tipo. Jorge con la mirada quejumbrosa suplica que se detenga, llora y cae de rodillas, el siente compasión y se detiene, baja rápidamente y ayuda subir a Jorge al auto, le pregunta ¿Dónde vives?, Jorge no puede responder busca infructuosamente alguna pista, pero nada. Solamente pide que lo lleve a una comisaria o algún lugar donde lo ayuden.

El taxista recuerda que tiene un costal de cáñamo en la cajuela, detiene el carro y lo busca; le hace tres cortes, uno en el fondo y dos en los costados; luego se lo da a Jorge, al fin Jorge puede cubrir su desnudez. El taxista enciende el vehículo y acelera con dirección a la comisaría más cercana.

El taxista le pregunta a Jorge, acerca de lo que le paso, y de cómo termino desnudo en la calle; Le comenta: los que te hicieron esto, te dejaron en bolas por joder, son unos hijos de puta y se ríe. Jorge solamente atina a decir que no recuerda nada.

Mientras tanto en el apartamento 205 del 1110 de la calle Los Geranios, la misma en la que Jorge despertó desnudo. Paola se despierta aturdida, desesperada, mirando a todos los rincones busca a Jorge pero él no está en la habitación, solamente Jesús yace desmayado al lado suyo, debajo de la ventana con las cortinas flameando hacia afuera. A ella le duele terriblemente la cabeza y tiene un chichón muy grande en la nuca; Jesús tiene un corte en toda la frente; Paola se levanta desesperada mira hacia la calle pero no hay nadie. Poco a poco empieza a recordar la madrugada anterior, su mente se despabila lentamente y recuerda que encontró a Jorge en un bar al cual ella fue para olvidar a Jesús, del cual ya estaba cansada por los constantes problemas de celos, además que ya no sentía lo mismo por él. Jorge fue su primer amor el único que la sabia entender bien, pero también el único que la había dejado totalmente enamorada, para irse fuera del país para cumplir sus sueños, en los cuales al parecer, ella no estaba incluida. Jorge la saludo con efusividad y ella emocionada inconscientemente le dió un beso, el tratando de disfrutar el momento, correspondió efusivo. Después de unos cuantos tragos, arrumacos, palabras mutuas de cariño, muchos “te extraño”, hasta unos cuantos “te deseo”; ella respiró el olor de Jorge y recordó lo mucho que la excitaba, muy de madrugada ella llevó a Jorge a su apartamento, excitada, despechada y embriagada; beso a Jorge en las escaleras, le metió la mano por debajo de la cintura, lo empujó contra la puerta del apartamento, el respondía entre tardo y dubitativo, no estaba tan embriagado como ella. Ya dentro del dormitorio le pregunto por preservativos y ella sin dejar de besarlo se los alcanzo de un cajón de la mesa de noche. Ella entre susurros le pide que sea dulce como antes, le pide además que la haga suya, se desnudan y apoyados en la pared cerca de la ventana, enredados por las cortinas son sorprendidos por Jesús que entra como una tromba por la puerta y grita que no permitirá que ella sea de nadie más que de él, y los empuja violentamente contra la ventana, ella no recuerda nada más. Pero, ella se golpeó la nuca, Jorge salió disparado por la ventana abierta y Jesús se dió un terrible golpe en la frente contra el borde.

Después del aturdimiento mañanero exacerbado por los golpes y el alcohol, Paola busca una bata de baño y sale a la calle a buscar a Jorge, no lo encuentra solamente unas cuantas manchas de sangre en la vereda. Paola desconsolada piensa que Jorge escapó por miedo, regresa al apartamento y busca los documentos de Jorge, pero en los bolsillos de su pantalón solo encuentra una tarjeta de débito, Jorge como siempre no cargaba documentos cuando salía de bares.
Paola se viste con cualquier cosa y sale a caminar para buscar a Jorge, no lo encontrará. Jesús  aun yace desmayado en la habitación, pero luego de un momento este se levanta, después, asustado escapa, nunca más volverá a buscar a Paola, la cual, según él había resultado ser una cualquiera.

Pasan los días y en la comisaria, el personal no sabe qué hacer con Jorge, el no recuerda nada y han tratado de saber si alguien puso alguna denuncia buscándolo, pero nadie lo ha hecho. En el puesto de salud a Jorge le han tratado el hombro y se está recuperando, cada vez que le quieren dar otra ropa la rehúsa violentamente, el ha perdido la razón y solo viste el saco de papas que le regaló el taxista, el cual sigue con su vida absorbido entre las calles de la ciudad.
Una madrugada Jorge escapa y se instala en el mercado central, sucio y hambriento vaga por las calles haciendo el papel de un saco de papas divagante y alucinado. Adiós amante, adiós sueños y adiós al amor.
Adiós Jorge, bienvenido saco de papas.

Juan Calle Bellido

domingo, 8 de enero de 2017




Sonqollay Sabinero

Madrugada panza de burro 

Conversación política, cuitas de amor
Tu voz, cada vez más en el interior
Ojos gama, verde rayo y me escurro.



Alcohol espirituoso, voz que embriaga
Opinión discordante, amor extraviado
Risa altisonante, canto destemplado
Habla, ríe, hasta que a tus pies caiga.



¿Que es esto que me hace transparente?
Me atraviesa, me derrite
Se sienta al lado, ¿me siente?
¿Tiemblo? ¿Seré tan evidente?



¿Donde estas? ¿quien eres?
Ojos cerrados, verde luz al corazón
Miembros atados, perdiendo la razón
Estas aquí y ahora la vida, eso eres.



Ojos abiertos, aprendiendo a reconocer el latido
Corazón atravesado, es una verde mirada
Abrazo de buenas noches, boca deseada
Me alejo, muy poco y en mi interior, un quejido.


Universos paralelos, agujeros de gusano
Caminos del desierto y del ande
Destino al acecho que un cuchillo blande
Tiempo cortante, que separa a dos universos de la mano.



Juan Calle Bellido.
Volver

Todavía estoy dando brazadas en este mar

que hacia su oscuro fondo me quiere arrastrar
La corriente es muy fuerte, pero a mi ser no lo voy a abandonar


Cada vez que encuentre un latido, a golpe de corazón voy a continuar

Porque el amor me permitirá resistir y seguir
Ese amor que encontré de forma casual sin urdir ni medir
Amor del cual saque más ganancias que pérdidas y más fuerza por vivir

Ahora que se ha ido por completo y el gran simulacro se ha terminado de instalar
Te digo que tu estas allí llenando mi olvido de vida por recordar
Ahora que vivo el presente regresando de un futuro que me atreví a soñar

La lluvia y mis lágrimas se confunden en un torrente que erosiona mis mejillas

Pero todavía tengo fuerza para sonreír
Fuerza para caminar hacia el espejismo del sentir
Hacia el horizonte del final, del abismo del morir

Una sonrisa por ti

Te recuerdo para olvidar y me dan más ganas de zurcir
Esta vida llena de retazos y huecos por unir
Así este vestido me servirá y no necesito más para seguir
Mientras en mi pecho tenga un golpe de corazón, un latir

Juan Calle Bellido

lunes, 23 de enero de 2012

Fuego y humedad

(Fuego y humedad)

La tierra en movimiento constante

en valles y volcanes se moldea

Fuego interno de magma hirviente

energía feral, alma que hierve y respira

Me hundo en ella, vaya osadía

arde alrededor el calor purificante

El movimiento moldea tu figura

me entrego al ondear en desenfreno

Se condensa la humedad que da vida

nacen colores y ya todo respira

con desenfrenado jadeo

La humedad discurre como licor que se destila

Embriagados y perturbados

explotados en desenfreno

súbitamente la calma, vaya eterna alegría.

Juan Calle-Bellido

sábado, 2 de abril de 2011

Sonrizuela

(Sonrizuela)
Ya no te sangro ni te escribo
Si te has ido
Te vuelvo al pasado
Antes de aquel momento
Te pongo en el futuro
Después me duermo
Cierro los ojos y mis heridas
Siento tus lágrimas
Y mojadas la punta de mis dedos
Te reconozco y no te tengo
Siento rabia o desilusión
Pero no digo nada
Sonrío y te vas
Aquí yo me muero.

jueves, 24 de febrero de 2011

Manos, las de la abuela

(Manos, las de la abuela)

Aquellos dedos valientes que la artritis no pudo vencer

Diez alfiles morenos hábiles y guerreros

Alquimistas del huerto, de hierbas y especias ingredientes de tu piedra filosofal

Magos del hilo la aguja y los palillos que tejían escudos contra el frio

Artistas de la sartén, cacerola, la leña y el infiernillo

Hornillo de adobe y ladrillo con forma de pan

Del trigo espejuelo, del maíz, bizcochuelo, rosca, bollo y maicillo

Aplanada burbuja de harina con agua y sal

Atletas que baten, amasan cortan y enrolan

Mágicas formas que nos divertían, juguetes que mojados en leche nos empancinarían

Dedos morenos curvados por el paso del tiempo, agrestes y fieros ante el batan

Caricias gráciles en mi negro cabello, sutil pañuelo de lágrimas y mocos

Cuanto llore después de caer de bruces, atontado saltimbanqui

Dedos hipocráticos que todo lo alivian, como diez joviales cosquilleantes

Estos diez guerreros fieros, alquimistas sabios y sesudos

Artistas de la cuchara de palo y olla de barro

Médicos payasos de la tristeza y el llanto

Forman una sola entidad bendita un solo equipo de superdotados

Son las manos de la abuela que aunque ya no era quinceañera eran agiles y alegres

La pureza de sus manos hacía un símil del aletear de los ángeles

Posándose en mi hombro si las nubes y torrentes turbios nublaban la existencia

Podría dejarme morir en ellos y allá arriba me llevarían

Pero tú te fuiste primero

Tus manos te llevaron volando y algún día posare mi alma en ellos

En tus dedos porque no hay manos como las tuyas. Abuela

lunes, 22 de noviembre de 2010

Tranquilidad final

(Tranquilidad final)

Piel pálida y gris frente al patíbulo, muerto el corazón

Cadenas pesadas, recuerdos que arrestan el andar

Cansado de arrastrar el cuerpo, el verdugo lo va a liberar

Esta tarde decapitado sin sentencia volverá a volar

Los ojos perdidos, la boca una sonrisa va a ensayar

Frente al patíbulo, campos floridos que nunca volverá a pisar

Quebradas y ríos, en los cuales nunca más va a abrevar

Muslos como alas, sin los cuales no volvió a volar

Alas con cera, con las cuales al sol no se pudo acercar

Caídas y magulladuras, tantas heridas por borrar

Un golpe del verdugo, es lo único que se atreve a desear

Campanas que doblan, a media tarde todo va a terminar

Ahora de rodillas en el cadalso, con los ojos cerrados para volar

Último minuto, el hacha corta el viento ya nada se puede frenar

A cada paso la vida se va, la mente los recuerdos comienza a repasar

Adiós

Alguien entra en la plaza, ya es tarde no hay marcha atrás

Corre hacia el cuerpo inerte, ese latido no lo va a volver a escuchar

Llora, las lagrimas la inerte cabeza van a mojar

Ya no siente esa tibieza, la de tus manos o lagrimas que de nada sirven ya.


viernes, 8 de octubre de 2010

Libertad

(Libertad)

Aunque su cabeza rodará

Los ojos seguirán viendo libertad

A pesar del golpe brutal

Los labios una sonrisa formaran

Verdugo arrastrado a dejar caer su brazo

La vida atada al pueril oficio de engordar

Condenado libre y ahora eterno

Muerte avergonzada de matar y no poder el sueño eliminar

La idea dispersara como ceniza al viento

Se meterá por las fosas nasales

Se convertirá en parte del corriente sanguíneo

Suficiente calor para hacer bullir el deseo indómito

De nuestra morena piel músculos y puños brotaran

Saldremos de nuestras montañas y barriadas

Lucharemos en nuestras calles polvorientas

La libertad no es una definición política

Es un estado anímico, una condición humana

Y aun estamos luchando por ella.

Tupac Amaru II murió

Pero su legado aún hierve en nuestra sangre

Porque nunca podrán matarlo.

lunes, 20 de setiembre de 2010

Muchas gracias

(Muchas gracias)

Muchas gracias por las noches a solas.

Muchas gracias por los amaneceres enredados.

Muchas gracias por llegar y darle luz a mi vida.

Muchas gracias por largarte y dejarme en las tinieblas.

Muchas gracias por los besos en todas las esquinas.

Muchas gracias por negarme una mirada.

Muchas gracias por pasar por mi calle despacito.

Muchas gracias por buscar mi entrada.

Muchas gracias, por salir corriendo.

Muchas gracias por todas tus palabras.

Muchas gracias por las distancias.

Muchas gracias por quedarte en el balcón.

Muchas gracias por tus piernas y su presión.

Muchas gracias por tu violenta mano en mi insolente cara.

Muchas gracias, por romperme el corazón.

Muchas gracias por pegar los pedazos en la madrugada.

Muchas gracias por las tardes y aquella canción.

Muchas gracias por el llanto solitario en un rincón.

Muchas gracias por el calor de tu cuerpo.

Muchas gracias por el helado fin de tu amor.

Muchas gracias a tí únicamente a tí.

Por ayudarme a vivir.

Alas

(Alas)

Pasan los días, yo todavía entre tus manos

Recuerdo de un gesto inocente

Mis manos te guían en la oscuridad

Pero son las tuyas que guían las mías

Me elevas hacia un horizonte caliente

Alejado de la oscuridad que nos envuelve

Deja a tus manos que sigan

Ya no puedes parar

Elévame, déjame caer

Y recógeme en tus manos divinas

Manos como alas que acarician

Arden como las de un ángel de fuego

Sigue hasta el final

Dentro de ti, soy parte tuya

Entre tus alas

Eterno momento

Suavidad y calor

Eterna expresión

Ternura y pasión

Eterna entrega

Eterno volar

Sigue, recorre cada fibra de mi ser

Toca una canción

Hazme vibrar con tu boca

Hazme tuyo ahora

Una vez más

Otra vez más.